Planear nuestros próximos pasos
“No podemos dejarlo pasar”, murmuré, apretando suavemente la mano de Joyce, intentando calmarla. Su confianza lo era todo para mí y no permitiría que flaqueara. Sin vacilar, cogí el teléfono y llamé a nuestro abogado. “Voy a enviarle algo importante”, anuncié con determinación, escaneando rápidamente aquellas escandalosas notas y enviándolas por correo electrónico. Nuestro camino estaba marcado. Me invadió una oleada de determinación, que contrastaba fuertemente con la injusticia a la que se había enfrentado Joyce.

Planificar nuestros próximos pasos
La carta de intenciones
Nuestro abogado actuó con rapidez y eficacia, entregando una carta de intenciones directamente al hospital. No pasó mucho tiempo antes de que el equipo jurídico de la institución se pusiera en contacto, con un tono que dejaba claro que querían una conversación privada. “¿Podemos resolver esto discretamente?”, preguntaron por teléfono. Sin embargo, para nosotros era esencial dar prioridad a la transparencia y la responsabilidad. Su petición no hizo sino aumentar nuestras sospechas, planteando la posibilidad de que quisieran ocultar la situación y barrerla debajo de la alfombra.

La carta de intenciones