Buscando historiales médicos
Como no quería rendirme, volví a insistir. “¿Y la documentación médica?”, pregunté, inclinándome hacia delante. “¿Y la fecha de la cesárea?” Suspiró, como si por fin se diera por vencida. Con un gesto lento, abrió un cajón y sacó una copia del formulario de consentimiento de Joyce, entregándomela. Recorrí la página con los ojos, fijándome en la línea de la firma. Se me formó un nudo de incertidumbre en el estómago mientras me preparaba para analizar cuál debía ser nuestro consentimiento.
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La extraña firma
La mujer señaló el garabato y dijo: “Lo firmó justo antes de la operación” Pero algo iba mal. La firma era angulosa y apresurada, completamente distinta del trazo fluido y cuidadoso de Joyce. La miré detenidamente y mi corazón se hundió aún más. Había visto la letra de Joyce infinidad de veces, y definitivamente no coincidía. ¿Cómo podían dejar pasar algo así tan fácilmente? Una ira creciente se apoderó de mí cuando la verdad empezó a revelarse clara e inevitablemente ante nosotros.
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