Una respuesta sorprendente
Con un gesto sombrío, el Dr. Steven se dio la vuelta y se marchó, dejándome sola en la amarga esterilidad de la sala de espera. Los minutos pasaban, cada segundo más pesado que el anterior, mientras yo luchaba con inquietud. Al cabo de lo que me pareció una eternidad, regresó. Su expresión tenía el peso del arrepentimiento, como si las palabras fueran una carga difícil de llevar. “Siento haberte hecho esperar -empezó, vacilante. Pero luego, con una pausa que espesó aún más el aire, continuó: “Las enfermeras dijeron que tu historia era inventada”. Sus palabras quedaron suspendidas en el aire, y cada una de ellas me golpeó con la fría fuerza de una traición.
Una respuesta sorprendente
Confusión e incredulidad
Me sentí atrapada, como en una pesadilla de la que no podía despertar. “¿Qué quieres decir?”, pregunté, con la voz temblorosa y subiendo de tono. “Dicen que tu mujer lo rechazó todo”, repitió, en un tono casi suave, como si intentara suavizar el impacto. Pero el intento fue inútil. Eran mentiras. Mentiras devastadoras y brutales que pusieron mi mundo patas arriba en cuestión de segundos. Me esforcé por comprender por qué alguien inventaría tales falsedades.
Confusión e incredulidad