Libertad para el lobo
Era la hora de hacer lo que tenían que hacer, y ano podían esperar más puesto que el lobo estaba cada vez más nervioso. John se preparó, cogió unos guantes de jardinero que tenía en la furgoneta por si el lobo le mordía, tener algo de proteción. Se acercó con la tabla al lobo y agarrándola solo con una mano, trataba de liberar el cepo con la otra mientras su amigo sostenía firme el rifle por si acaso. Todo estaba a punto de resolverse, para bien o para mal.

Libertad para el lobo
El lobo estaba libre
Después de forcejear un rato con la trampa, John consiguió al fin que se abriera. LOs tres se quedaron durante un segundo que les pareció eterno, helados de miedo. No sabían cómo iba a reaccionar el lobo ahora que estaba libre y eso les paralizó. Sin embargo, el lobo, se dio media vuelta y salió corriendo en dirección al bosque, dejándo a los dos hombres aliviados y respirando al fin tranquilos.

El lobo estaba libre